Archivo hasta 2013

De la mente al corazón, sin retorno

De la misma época que «¡En pie de guerra!«, este es otro texto apasionado que marca un final y un nuevo comienzo en mis días. Este texto clausuró toda una perspectiva del amor, dejando atrás el mito romántico. De todos los textos de esta naturaleza que he escrito desde entonces, ninguno se le parece en intención, tono o figuras.

“Archivo de textos hasta 2013”

A ti. Desde mis labios emana mi último aliento hasta los tuyos, con la esperanza de que mis palabras formen un puente que los una de nuevo, y esta vez sea sincero. Escribo en rojo papel, como la pasión que nos abrazó durante tanto tiempo, cuando nuestras noches eran nuestras todavía. Cuando yo era tu único calor y tú todo el amor que en mi vida recibiría.

Ahora noto la sangre fría, pues sé que jamás fuiste mía. Mi mirada muere entre aguas, erosionada como piedra caliza, pues tu eras lo único que le daba sentido a mi vida. Todas mis fuerzas, abnegadas. Todas las verdades, mentiras, y éstas, horrores. No sé contra qué siento que debo luchar, a quién enfrentarme, si en el fondo de mis entrañas sé que lo único que quiero es volver a verte. Probarte otra vez, para ya nunca más dejarte. Tomarte con tanta pasión, que si existe la razón, nos volvamos del todo animales. Quiero beberte de un trago, hasta morir asfixiado, contemplarte hasta que el tiempo de mis latidos expire. Dormir para soñarte, y ya nunca despertar. Y en mi sepultura, yacer junto a tu recuerdo abrazado.

Te añoro, te anhelo, necesito tenerte de nuevo, y exhalar hasta mi último aliento, para ti, presente póstumo y sempiterno. Ahora, estas líneas llegan a su desenlace, con ellas fina este capítulo, y una parte de mi, muere.

Desde mi féretro, maldigo y celebro mis dos nacimientos, sobretodo el segundo de ellos, que fue caer preso de tus ojos y tu sonrisa. Soy convencional, mediocre, un fracasado. Y como tal, elegí mi muerte volando hacia ti. Tú fuiste el lastre que escogí para saltar y hundirme en las profundidades del océano del olvido. Me perdiste. Nos perdimos. Siempre te amaré.

Cadenas Invisibles

Con el mismo espíritu que el  texto anterior, joven y falto de referencias, lleno de admiración por los que lo dieron todo por cambiar su mundo, escribí en mis libretas lo que no tenía con quien hablar. Por fortuna la poesía me dio interlocutores, la historia me dio un contexto, pero en aquel entonces, aún tenía mucho por estudiar (y aun hoy lo tengo). Para esta ocasión, me tomo la libertad de cantar a la rebeldía con un fragmento hernandiano antes de mi texto.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Miguel Hernández, Viento del pueblo (3)

“Archivo de textos hasta 2013”

Cadenas invisibles, el hierro más pesado.
Pocos han sido alguna vez, conocedores de sus cadenas. Casi nadie parece entender siquiera aquello de los hilos del sistema, pero fuera de teorías conspiranoicas, todos sufrimos sus efectos a diario. Incluso aquellos que se alzan puntualmente en defensa de su pueblo a título de ciudadanos de pleno derecho, pasan el resto de sus vidas bajo el yugo de “aquello más fácil”. Pocos han sido quienes antes de morir han podido decir: “Hicimos algo, por lo menos hicimos algo”.

¿Qué es aquello más fácil? Para explicar en qué consisten esas cadenas qué tantas acciones nos impiden llevar a cabo suelo recurrir a la metáfora del río. Estas ataduras son la copia artificial del sistema natural que lleva al individuo a adoptar una conducta determinada. Hablamos de la zona de comodidad, el camino más sencillo, tal y como lo hace el agua. Todo fluye en una dirección en función de las condiciones externas. El camino cuesta abajo, a través de los materiales más solubles o menos duros, será el preferente. Así se forma el río, así la gente permanece sentada en el sofá sin conmoverse por las terribles injusticias que acaecen por todo el mundo.

¡En pie de guerra!

Escribí este manifiesto simbólico (más bien un panfleto) durante bachillerato. Estaba harto de la falta de debate e ideas en el entorno de las aulas. Este texto describe un grupo ficticio, que representaría el entusiasmo de la juventud, dispuesta a cambiar el mundo, entregada al idealismo y con una gran inquietud vital (gusto por la creación).

“Archivo de textos hasta 2013”

Siempre es un buen momento para escribir. Algunos de nosotros siempre tendremos algo que decir, un sentimiento que quiere salir. Y es que hay tanto por expresar… Tantos gritos al vacío… No sé si somos poetas, pero lo que es seguro es que no estamos muertos.

Nosotros somos esa juventud de pie en medio de la nada. Producto de esta sociedad, que reclama heroicos villanos dispuestos a perderse entre las sombras de su dolor para volver más fuertes y enfrentarse a los males del pueblo. Estudiantes con bolígrafo en mano, libros a la espalda, ideas regeneracionistas sobre los hombros, y una irrefrenable determinación para cumplir todo aquello que nos propongamos.

Aún somos pocos, pero cuando nos reunimos, nos sentimos el mundo entero, un todo flotando en la nada. Sumidos en una atmósfera de elitismo que con tantos valores choca de frente. Organizamos nuestros movimientos al tiempo que debatimos acerca de todo aquello que inquieta a nuestras versadas conciencias.

“Un hombre debe ser fuerte para hacer frente a las injusticias del mundo”
(F.W. Nietzsche)