Manward

From this place spreads out a whisper for the adepts of Wisdom. A faintly voice only for those disposed to hear…

There’s no iustitia without prudentia. «Tu ne cede malis…»

Las diez fuerzas que aplanaron la Tierra – Thomas Friedman

No, la tierra no es plana (sorry for bothering). Pero Thomas Friedman cuenta en su libro «Las diez fuerzas que aplanaron la Tierra» que la globalización es el resultado de una serie de acontecimientos recientes que han traído un progreso sin precedentes a la humanidad. Friedman es, en efecto, un liberal optimista.
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El turismo en Cuba como síntoma de ruptura con el socialismo

A partir del año 1996 el turismo se convierte en el primer sector económico de Cuba, dejando en segundo puesto al azúcar. Al igual que en los demás países del Caribe, el turismo ya ocupaba en el pasado un lugar privilegiado en la economía del país. No obstante, el turismo internacional desapareció tras la Revolución de 1959, puesto que provenía en un 85% de Norteamérica.

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Proceso participativo en Valencia

Desde hace unos meses, la ciudad de Valencia está siendo escenario de un novedoso proyecto de participación ciudadana.

Cualquier proceso participativo en una ciudad del tamaño de Valencia requiere una gran planificación, recursos, apoyos, acuerdos políticos y sobre todo compromiso. Sin duda hace falta tenerlo claro para poner en marcha un proyecto de estas características. Los riesgos y las amenazas son múltiples. Todo un reto para un gobierno novel.

El Ayuntamiento demuestra coraje y templanza llevando a cabo sus mejores ideas. Ahora bien, ¿será esto suficiente? Puedes encontrar toda la información del proceso haciendo click aquí. Si tienes un gran interés, te recomiendo que eches un vistazo a los documentos publicados.

Por último, os dejo un vídeo del taller de diagnóstico en el que podéis ver a varios ciudadanos trabajando en grupo, formándose como miembros activos de la comunidad. También me podéis ver dando la nota por ahí.

Trump’s Victory

A short view of a new uncertain landscape where the aftermath is yet to come.

14925540_1692490574375669_5547931288386803600_nLa victoria de Donald Trump (una victoria más bien independiente que del propio partido republicano) ha causado reacciones radicalmente opuestas a lo largo y ancho del mundo. Por un lado, el terror y el rechazo de quienes consideran que su presidencia es una clara amenaza para el futuro del mundo. En este bando se encuentran millones de ciudadanos estadounidenses que ya han salido a las calles al grito de «Trump is not my president». Pero no olvidemos que también se encuentra el establishment, probablemente en shock por la derrota de su candidata, la veterana Hillary Clinton. Prueba de ello son las propias instituciones de los Estados Unidos, el FMI, la Francia de Hollande y una muchedumbre de millonarios, conservadores y los mass media. En el otro lado se encuentran quienes le apoyan, quizá no tan diversos: la extrema derecha europea y americana, pero también la Rusia de Putin, es la pesadilla de una Europa complaciente sumida en la decadencia.

Todos estos actores deberían mostrar más prudencia, quizá en la justa medida de España, que con un comunicado hecho público vía Twitter solventa un asunto de cortesía internacional. En definitiva, todos estos actores tienen algo en común respecto a Trump: todos están atrapados en la más absoluta incertidumbre. De ahora y hasta enero la política internacional así como la economía vivirán en el known unknown. Tal vez por este motivo el presidente Barack Obama concertó rápidamente una emblemática reunión en la Casa Blanca con el futuro presidente de la nación.

Es en este plano desde donde podemos hablar, la total incertidumbre. El Trump que hemos conocido durante la campaña vaticina el gobierno del populismo y la sinrazón, y sin embargo no casa con el discurso de la victoria del futuro presidente. Tras conocer el resultado, se apareció ante el mundo un Trump emocionado, calmo. Quién sabe si por no poder dar crédito de la situación o por haber conquistado el poder. Sea como sea, fue un discurso sensato que distó mucho del showman que conocimos  durante estos dos años de campaña. El juego de la campaña termina y pronto comienza el del gobierno. A día de hoy, ya no sé cual de ambos es la verdadera política.

¿Qué puede esperarse de ahora en adelante? Hay muchas razones por las que Europa debería temer, y muchas más por las que el mundo, inmerso en un evidente cambio de rumbo, debe detenerse y reflexionar. Pero es evidente que esto no sucederá, por eso mismo nadie es capaz de ponerse de acuerdo sobre si el estas elecciones de Estados Unidos representan el triunfo o el fracaso de la democracia.

Trump es la máxima expresión, por lo que podemos afirmar, del nacionalismo que florece a costa de la globalización. No es casualidad que Reino Unido y los EE.UU., precisamente los países más liberales y promotores de la globalización, lideren una vuelta al interior, al proteccionismo, al nacionalismo más excluyente e irracional. La crisis del 2008, el Brexit y Trump son los tres factores que constituyen este nuevo desorden mundial. Sin duda, Europa tiene mucho que temer. Estados Unidos financiaba el 50% del presupuesto de la OTAN en el año 2000, y para 2012 aportó el 70%. ¿Qué puede esperarse de un giro de 180º en la política internacional estadounidense? Precisamente porque en esta cuestión Clinton y Trump son antitéticos, las consecuencias para su país y para el mundo se harán notar:

«In many ways the US constitution is designed for Trump. The checks and balances to executive power were designed to limit monarchical excess and may face their greatest test during his incumbency. But as it stands today, Europe may have more to fear from American foreign policy than from Russian, and we haven’t even got on to the unknown unknowns yet«[1].

¿Podemos ya vislumbrar algo en estos unknown unknowns? Una posibilidad real es la caracterización de este nuevo orden mundial, ante la globalización se alza el mundo post-liberal. Y cada vez son más los países que se dejan seducir por este espíritu entregado al nacionalismo excluyente, tan dado al racismo, la xenofobia, el peor conservadurismo y la ignorancia absoluta. La democracia liberal es la diosa de Occidente. Ahora las reglas han sido rotas, Trump ha roto la urna sagrada señalando el advenimiento del mundo post-liberal. Si Dios ha muerto, todo está permitido. Tratemos de reaccionar, y perder el mínimo tiempo posible tratando de no constatar esta muerte.


[1] Fry, R., Trump, NATO and the defence of Europe. Prospect Magazine, November, 2016.

Reflexión en caliente tras la victoria de Trump

El malo de la peli, el peor mal que asola el mundo y vaticina la III GM y lo peor de todo es que blablabla. Habla la sinrazón. Las encuestas fallan, la bolsa se hunde, el mundo contiene la respiración… y yo lo celebro.

Hoy celebro la victoria de Donald Trump. ¿Por que? Por el mismo motivo que otros prefieren a Clinton. Se ha apoyado a Clinton por negación, dando a entender que podría ser una opción incluso deseable. Error.

¿Lo apoyo? No. En las primarias pasaron mis
candidatos preferidos, y otros como Gary Johnson no tenían nada que hacer.

Trump es el outsider, el populismo de moda, la prueba de que, con suficiente dinero, se puede comprar cualquier cosa. Este showman se ha enfrentado a Miss Clinton, ¿debemos apoyarla por ser mujer? Otro error a la cesta. Clinton es el poder institucional hecho carne y hueso, una secretaria de Estado con un historial terrorífico. ¿Más terrorífico que construir un muro en la frontera de México? Oh, es que ese muro ya existe, ha existido con Obama y ya venía de antes.

En conclusión, muchas de las cosas que tanto se temen de este showman, son una realidad desde hace mucho tiempo. Si ahora estos asuntos (xenofobia y racismo, machismo, militarismo global, etc) nos importan más, ha tenido que llegar Trump para hacernos despertar (por las malas).

PD: Estoy deseado ver el primer encuentro entre Rajoy y Trump.

No hablo de libertad

Este artículo fue publicado en el blog de Un libro en Marte el 1 de Marzo de 2016.

Imaginemos al ser humano como una máquina, una forma de vida desarrollada con un mecanismo complejísimo de elección de prioridades, análisis y simulación de la realidad. Las capacidades del ser humano se encauzan en las distintas sociedades, potenciando y limitando conductas de forma tanto racional como irracional. Esto se debe a que su valor puede ser tanto pragmático como semiótico, puede suponerse que si una costumbre pervive en una sociedad es debido a su utilidad, o al menos por su no prejuicio, se supone.

Las relaciones con el entorno y, de manera específica de unos seres humanos con otros, se rige por el sistema adoptado en sociedad. Este sistema es la cultura, el marco de referencia del cerebro para desenvolverse a partir de una base. Esto regula lo bueno y lo malo, según esto se activará una conducta u otra, dependiendo de la categorización que reciba el estímulo. Si un individuo es calificado como estúpido por otro, este responderá negativamente según el código adoptado, es decir el patrón de conducta inscrito en el cerebro a distintos niveles de conciencia. En este sentido igual que un ordenador programado. De igual forma si alguien, un semejante, elogia algún aspecto de un individuo, pongamos su inteligencia, este reaccionará con agrado, siempre a merced del código inscrito en función de las experiencias que ha registrado en su cerebro a lo largo de su existencia (sí, estoy pensando en John Locke al escribir esto).

Sin embargo, a pesar del alcance que tienen las normas que son adoptadas, registradas o grabadas por el individuo, el cerebro va más allá de su propia capacidad para captar e interpretar información. Si bien apenas alcanza un atisbo de la realidad, lo hace de manera muy sofisticada si se compara con el resto de animales. Muy a menudo incurre en situaciones para las cuales su código resulta insuficiente o erróneo, hace falta algo más. Es la acción por excelencia, el paso determinante de la racionalidad. Se trata, en efecto, de la capacidad dedudar de manera consciente.

El proceso de asimilación y combinación de ideas que da lugar a otras más complejas y en definitiva constituye un auténtico proceso creativo, tiene lugar a través de una simulación de la realidad, la conciencia sería la simulación de la simulación como dijera Dawkins [1].  La imaginación se presenta de esta forma como la recreación de escenarios inexistentes mediante la asociación de ideas. El ser humano atiende a su naturaleza más elevada a través de este proceso. Por otra parte, ya que todo individuo está situado en un contexto social, el sujeto se ve influenciado continuamente por los criterios irracionales que puedan guiar a una parte del colectivo. Así sucede cuando todos los individuos conocen la opción óptima para una determinada cuestión, pero no son capaces de tomarla o llevarla a cabo, ya sea por inseguridad, inoperancia del colectivo o pasividad autocomplaciente de todos los miembros. Es por esto que con frecuencia tanto para los escenarios más personales como para aquellos de carácter público no basta con la conducta prescrita, o barajar un análisis simple, es preciso dudar, poner en marcha de manera consciente el motor elemental de generación de ideas. La duda motiva e impele todo cambio, además la propia duda se trasciende a sí misma en una aspiración eterna por llegar más allá. Es una realidad dinámica, en las antípodas de toda inmanencia. Esta cualidad, que tan bien casa con la naturaleza humana, va ligada a todo progreso humano. Tal vez ahora sea un buen momento para que usted, lector, pueda hacerse unas cuantas preguntas. Por ejemplo, ¿somos realmente seres mecánicos, desprovistos de alma? En todo caso, yo no hablo de libertad.

[1] Es posible ampliar este planteamiento en la notoria obra de Richard Dawkins, “El gen egoísta”.